martes, 16 de febrero de 2016

Escrito en la naturaleza




No os lo diré jamás, claras estrellas; 
ni a ti lo diré nunca, sol fulgente. 
Su nombre, hermosa flor de cosas bellas, 
en mi pecho ha sonado solamente. 

Las estrellas no obstante, en sus reflejos, 
mi secreto se cuentan, una a una; 
por eso, puesto el sol, sonríen lejos 
en todos sus coloquios con la luna. 

Y una flor a otra flor con voz secreta 
lo murmura en los cármenes risueños; 
las aves cantan al pasar: «Poeta, 
el amor te ha enseñado dulces sueños». 

Nunca dije el secreto de mi vida, 
mas divino fragor el hombre clama; 
y entre efluvios de acacia florecida 
el gran todo murmura: «Ella te ama». 


(27 de julio de 1835 – 16 de febrero de 1907)


Versión de Ismael Enrique Arciniegas

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