viernes, 9 de marzo de 2018

Manos

Los gestos milenarios que repito 
desde el tender la mesa a hacer dormirse 
los niños, me descubren 
de pronto, su otra cara. 
Es mi mano y no es sólo la mía. 
Vieja mano, viejísima, viniendo 
desde siglos, se mueve 
por detrás de una fría, gris mirada. 
Visto y pensado, el mundo 
contemplado, extendido 
delante de los ojos 
y los ojos buscando ver los hilos 
de la espesa maraña. 
...Y sin embargo, manos 
que nada ven, las ciegas 
manos, mucho más hallan, 
y sin buscar encuentran 
una viva sustancia: 
en palabras no entra 
en los ojos no cabe. 
Manos sólo la palpan.

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